Espuma facial

Liviana como una nube, esto es lo que se puede decir sobre la textura de la espuma facial, un producto de limpieza increíblemente popular que ha ganado los corazones de millones de mujeres de todo el mundo, en particular, de aquellas con las pieles secas y sensibles. Si eres una de las últimas, definitivamente deberías probar este limpiador para la cara.  

¿Qué elegir: espuma facial, gel o jabón? 

Las espumas faciales son cosméticos limpiadores de textura muy liviana y delicada cuya función principal es eliminar suavemente el maquillaje (incluso el duradero), el polvo y la suciedad de la superficie de la tez. Si bien elegidas según el tipo de piel, mantienen el equilibrio hidrolipídico de la epidermis y la protegen de la sequedad y deshidratación.

Es verdad que el jabón también elimina bien la suciedad y cuesta menos que las espumas, pero a diferencia de las últimas, contiene componentes alcalinos que resecan el cutis, provocando la deshidratación y la aparición de arrugas finas.

Otro producto de limpieza popular, el gel, tiene una textura un poco más densa y una concentración más alta de componentes detergentes en comparación con la espuma facial. Por supuesto, hay excepciones, por ejemplo, geles hipoalergénicos de consistencia extra delicada, pero en la mayoría de los casos estos productos se recomiendan para el cuidado de las pieles mixtas y grasas, mientras que las espumas con su textura aireada son adecuadas para las personas con las pieles sensibles y secos.

¿Cómo elegir una espuma facial para tu tipo de piel?

Elegir un limpiador adecuado no es ciencia de cohetes, pero esta tarea sí requiere cierto esfuerzo y atención por tu parte. A menos que quieras dañar tu tez o empeorar su estado, no te recomendamos comprar el primero que veas en la tienda. Y no se trata del precio: hay cosméticos de calidad que no cuestan el ojo de la cara. En primer lugar, se trata de la composición del producto.

Es que las espumas con agentes limpiadores agresivos eliminan no sólo el sebo, el polvo y la suciedad, sino también la barrera lipídica natural que ayuda a conservar el agua en los tejidos. Por lo tanto, al elegir una espuma facial, te recomendamos consultar las etiquetas de productos y optar por aquellos cuyas fórmulas se basan en tensioactivos suaves, como, por ejemplo, la betaína de coco, el coco glucósido y otros.

No hay nada malo en los ácidos que muy a menudo se incluyen en la composición de las espumas, por ejemplo, lácticos, salicílicos o glicólicos. Ellos aseguran la limpieza más profunda y además unifican el tono de la cara. Y si te gustaría que el limpiador también brinde un cuidado adicional, busca productos enriquecidos con extractos de plantas, vitaminas, baba de caracol, agua termal y un sinfín de otros componentes beneficiosos. En el mercado moderno, hay muchos.

Por muy bueno que sea un producto limpiador, es mucho más importante que sea adecuado para tu tipo de piel. Este criterio es lo primero que debes tener en cuenta, debido a que una fórmula diseñada para algún tipo de piel específico puede contener componentes poco adecuados para cualquier otro:

• para las pieles delicadas, sensibles y propensas a la sequedad, se recomiendan las variedades hidratantes;
• para las grasas, son adecuados limpiadores matificantes sin aceites;
• para las normales sin problemas cutáneos específicos, vale la pena elegir productos de fórmulas universales, enriquecidas con vitaminas y extractos de plantas;
• para la problemática, busca soluciones con componentes calmantes y antibacterianos, como zinc, pantenol y aceite de árbol de té. 

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